Solemos pensar que no debemos sentir miedo, que debemos eliminarlo por completo de nuestras vidas, y es algo que es imposible, siempre habrá algo que en un momento dado te paralice, haga que tus piernas se pongan a temblar y tu voz sea inestable.
Pero es algo que debe ser así, porque si no tuviéramos miedo, ya sea de perder a alguien, de una circunstancia concreta o cualquier tipo de miedo, no nos impulsaria a luchar para superarlo, para mejorarnos a nosotras mismas, para que todo aquello que puede generar este sentimiento no esté en nuestra vida o no le demos la misma importancia.
Sin el miedo, no veriamos el peligro, no nos preocupemos por nuestra salud, nuestros límites, por lo que en definitiva seriamos mas propenso a tener más problemas, de otro tipo a los que tenemos ahora, pero seguiría habiendo algo que nos preocupara.
El miedo nos demuestra que no somos invencibles, además nos enseña aquellas cosas por las que vale la pena luchar, porque todo lo nuevo y lo bueno, en algún momento nos genera un sentimiento de miedo, por lo que ahí es donde debemos darnos cuenta que si nos produce en cierta manera miedo es que debemos luchar por conseguir superarlo y ver que se encuentra detrás.
Detrás de cada puerta se encuentra un mundo de posibilidades, que siempre serán mejores de las que teníamos, por el siemple hecho de habernos atrevido a cruzar esa puerta, con cada nueva puerta algo cambia en nosotras.
Sin duda, las puertas son un símbolo de los miedos, porque detrás de cada miedo se encuentra un sin fin de posibilidades y de nuevos retos, que a la vez suponen nuevos miedos, y esto es algo que nunca acaba, pero que seria la vida si todo fuera tan y como lo planeamos, y no nos hiciera mejorar.
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